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Por Angela Couloumbis de Spotlight PA
El gobernador Tom Wolf anunció el miércoles un sistema escalonado y codificado por colores para relajar las restricciones a las empresas y los residentes que ahora están imposibilitados debido al coronavirus, proporcionando un vistazo de cómo sería la vida cuando su administración comience a reabrir partes de Pensilvania a principios del próximo mes.
Durante una sesión informativa vespertina, el gobernador dijo que las áreas con una trayectoria descendente de casos durante un periodo de dos semanas y un número adecuado de camas de hospital disponibles podrán ingresar a la “fase amarilla” y comenzar una reapertura limitada el 8 de mayo
Dijo que las áreas en la parte centro-norte y noroeste del estado probablemente serían las primeras en alcanzar ese punto de referencia.
A las empresas de ahí se les permitiría volver a llamar a sus empleados a trabajar, siempre que les proporcionen máscaras y requieran que los trabajadores practiquen el distanciamiento social para minimizar la propagación del virus. Los gimnasios, teatros y escuelas permanecerían cerrados, y aún estarían prohibidas las reuniones grandes de personas. A los restaurantes y bares solo se les permitiría permanecer abiertos mediante el esquema de comida para llevar.
Si no hay un pico en los casos, una región podría entrar en la fase verde, lo que eliminaría muchas de las restricciones bajo la orden actual de permanecer en el hogar emitida a los residentes. Pero, dijo Wolf, las personas deben seguir las instrucciones de los funcionarios de salud federales y estatales para prevenir la propagación del virus, incluyendo el uso de cubrebocas al salir a lugares públicos.
El gobernador también advirtió que podría haber paradas y reinicios – y que, si los condados reportan picos en los casos, estos podrían ser cerrados nuevamente, volviendo a entrar en la fase roja.
“Estoy tratando de proporcionar la mayor certeza posible, a pesar de que el virus es que el realmente controla las fechas, y eso se aplica a todos nosotros”, dijo Wolf.
A principios de esta semana, el gobernador anunció que estaba extendiendo la orden estatal de quedarse en casa hasta al menos el 8 de mayo, pero señaló que comenzaría a relajar las restricciones después de esa fecha en las áreas donde los casos de coronavirus permanecieran bajos.
El gobernador también dijo que permitirá que se reactiven las actividades de construcción en todo el estado el 1 de mayo, siempre que se tomen precauciones, incluyendo el distanciamiento social, en el sitio. Wolf también ha aumentado el número de tiendas estatales de vinos y licores que pueden ofrecer recolección de pedidos en la acera, y ha permitido que las ventas de automóviles se reanuden de forma online.
Aun así, el nuevo plan escalonado de Wolf para la reapertura requerirá una capacidad mucho mayor, para las pruebas y monitoreo, que la que actualmente tiene el estado. El miércoles, la administración no proporcionó detalles sobre cuán rigurosos serán esos estándares, aparte de señalar que prevén sitios de pruebas comunitarios y masivos, y pruebas a través de los departamentos de salud del condado, sistemas de salud privados, farmacias comerciales y otros proveedores.
El monitoreo y seguimiento de casos involucrará una vasta red de profesionales de la salud, incluyendo epidemiólogos, enfermeras comunitarias, y los departamentos de salud municipales y del condado. Pero no está claro qué tan cerca está el estado de alcanzar los niveles de personal que se necesita para rastrear con éxito la propagación del virus en las comunidades.
Aun así, la administración dijo que se había asociado con la Universidad Carnegie Mellon y otras instituciones de educación superior para desarrollar un tablero de datos que actuaría como un árbitro cuando ciertos condados o regiones estén listos para pasar de una fase de reapertura a la siguiente.
Esos datos, dijo la administración de Wolf, ayudarán a los funcionarios estatales a priorizar la reapertura de los sectores empresariales con el mayor potencial para impulsar la maltratada economía del estado, al mismo tiempo que minimizan el riesgo de salud pública para los trabajadores.
“El modelo ayudará a predecir y comprender qué tipos de personas, empresas e industrias estarán más en riesgo, o serán las más vulnerables e impactadas por el COVID-19”, dijo la administración en un comunicado de prensa. “El modelo aplicará ‘que tal sí’ escenarios que permitirán al estado comprender el impacto de las posibles decisiones de reapertura”.
En marzo, Wolf comenzó a emitir órdenes de quedarse en casa para los residentes de los condados más afectados, ordenándoles que solo salieran de casa para cubrir necesidades como alimentos y medicinas. Wolf extendió esa orden a todo el estado el 1 de abril. El gobernador también ordenó a todas las empresas, excepto “las que son vitales”, a dejar de operar en marzo.
Hasta el miércoles, los funcionarios de salud habían dicho que Pensilvania tenía 35,684 casos confirmados de COVID-19 y más de 1,600 muertes.

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